Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late,
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuando quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...
Tras la larga travesía,
las horas se volvían equívocas,
las olas mi velero mecían
y pese a mi esmero,
no pude evitar la embestida.
Me desperté en arena, el mar me rodea
y un temor ahora presente como realidad
nubla mi atolondrada mente,
incita al miedo en mis venas.
Preso de la soledad ahora y sin remedio,
aguantaré mi lamento hasta el tedio,
con perdón relato mi versión,
no sé si saldré de aquí
y en estas páginas blancas,
igual sólo por si acaso,
voy a componer mi vida y mi fin
mi testimonio de que soy real
y de que existí.
Porque ahora con las nubes cubriendo el ocaso,
se hace insoportable el paso de la conclusión
de mis días, mi alma no encuentra posible la calma
y ya no puedo impugnar cuerdo con la idea
de reducir mi mundo a este perdido rincón.
Puede que vivido lo vivido, ha rehuido el motivo
pero no me sorprende, Dios nunca me ha querido,
y contando ahora cada latido me pregunto,
si la importancia de cada momento,
algún peso fuera de mi universo tuvo,
porque evocando lo que una vez hubo,
lo que tuve y con desidia desprecié,
no me lo puedo creer, lo que daría
por volverlo a tener.
Quizás la condena es justa,
arde como el golpeo de una fusta
y ahora que me encuentro en el destierro
proclamo; ¡Dios, jamás extinguirás en mi el verbo!
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuanto quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...
Cada día se vuelve un suplicio,
y sé que todo está tan mal
cuando regodearme se vuelve un vicio,
cuando la sinfonía del infierno suena
sin igual y me reclama,
y como reclamo la esperanza de un futuro
lejos de este invierno que a golpes
me ha vuelto maduro.
Qué más da su eterna sonrisa,
si el viento que azota mi rostro,
acompaña a la brisa con la premisa
de que la espera siempre se paga cara.
Aquí en mis últimas horas no hay rasgos
de piedad etérea, entera está la complicidad
entre del testamento de mi lamento,
ahora cubierto de amargura,
de la que penetra los huesos, de verdad.
Y no sé cuanto dura el final ni que se espera,
pero si se que prefiero afrontar el desenlace
con valor, pase lo que pase, mejor de pie,
que sobrevivir mal. Y sin igual,
creo que va siendo hora de aceptar la verdad,
nunca creí que en mi muerte todo fuera tan... normal,
me confieso, fracasé con mi sueño
y con lágrimas empaño lo escrito pues es cierto,
siempre quise volver real lo incierto.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuanto quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...
Y ahora que está todo por terminar,
una ternura inesperada visita el término,
el desenlace del epílogo de este viajero
atrapado por huir del amor irónico,
por escapar de lo típico, por negar el temor
a mentir, por luchar por lo que quiero,
por vagar por el camino inesperado,
ignorando el reclamo del sendero de rosas,
y tras tan trágico cuento, me doy cuenta
de que así están las cosas.
Para tan triste narración, no hay balsa
que me mantenga a flote, no hay coraza
que resista este choque.
Puede que sólo veas el delirio de un corazón,
desde siempre varado, a la deriva
suplicando perdón consciente de que está acabado.
Este funesto relato, para mi es mi vida,
para ti es la lectura de un rato.
Ahora que sólo me queda dejar de respirar,
sonrío pues caigo en la cuenta...
de que un final feliz, es una historia sin acabar.
-Sergi Bosch
Bienvenidos al país sin fronteras
Todo lo escrito rompe las fronteras de la libertad, son muestras de mis sentimientos y la verdad es que lamento que sólo me inspire la tristeza. No obstante, espero que os gusten mis textos/relatos, y si es posible, que os lleven a reflexionar. Un saludo.
lunes, 26 de diciembre de 2011
martes, 20 de diciembre de 2011
Perdura.
Me desvelo pensando en lo que aún perdura,
y lentamente instante a instante
pierdo la cordura.
Qué bello escenario es la noche que acompaña
a mi soledad, que me aprieta cual atadura
y tapa el viendo a este corsario,
el retorno a la realidad.
La luz de mi lámpara ilumina el papel,
en el ataúd mi única posesión es este clavel
manchado de la tinta de todo cuanto siento,
perdido en el que es mi retiro en un vergel,
que tras mucho éxito caí en el intento
en un mundo que se derrumba por momentos.
Las paredes me aprisionan y no me dejan respirar,
el camino es difícil cuando se promueve la vanidad
y los pocos principios al coro de las risas
se abandonan por olvidar que es el suelo lo que pisas.
Al recordar pierdo toda cordura,
sé que mis heridas no tienen cura
y lentamente a esta hora me posee la locura,
tras esta dura despedida no hay pérdida.
Y ahora que me libro de mi atadura,
te confieso que en mi corazón tu recuerdo aún...
perdura.
Cuando se olvida lo empíreo al coro del designio
del delirio de este tirano que puebla mi mente
y prohíbe el paso al subconsciente que me recuerda
que cuando quise volver eterno lo efímero
la vida me golpeó y una espina se me clavó,
me envenena y nubla mi juicio de lo que pasó,
pero a susurros me recordó que para creer tengo que verlo
y por eso el destino y las normas no transitan mi sendero,
pues yo vivo como creo y creo que ya no hay premonición
que alumbre este lúgubre corazón, malherido de la ponzoña
de la visión de una sociedad innecesaria que a mi vida acompaña,
salpicado con su propia sangre por tu traición.
Y si esto es cuánto me queda, la agonía del pretérito
manchando en tu nombre cualquier mérito,
la revelación de que se corrompe lo legítimo,
del héroe de las causas perdidas que cae vencido,
con el escalofrío de la muerte inspirando terror
hiela mis huesos y congela mi mente,
pero su gran confianza es su mayor error
pues el miedo sólo ha despertado mi valor.
Si pienso en lo que se pierde y en lo que llega,
me doy cuenta de que este pájaro nunca despega
y como pega, la vida en el suelo carece de consuelo,
se pierde el conocimiento y se desarma el momento,
porque con gran desaliento reconoces que ahora tu única verdad
es mirar y suplicar piedad al firmamento encomendarte a lo etéreo.
La gran trampa de la corveta que mueve en dirección contraria la veleta.
Al recordar pierdo toda cordura,
sé que mis heridas no tienen cura
y lentamente a esta hora me posee la locura,
tras esta dura despedida no hay pérdida.
Y ahora que me libro de mi atadura,
te confieso que en mi corazón tu recuerdo aún...
perdura.
Ahora que todo está inconcluso y que me doy cuenta
de que en mi propia prisión estoy recluso,
tus palabras asaltan mi mente y pierdo la batalla,
no siempre gana quien se calla y vaya a dónde vaya
este sentimiento me persigue y me conmueve con la anarquía
de guiar mi vida en lo que feliz me hacía.
Es sólo otra promesa muerta y vacía,
porque si todo se reduce a un segundo,
recuerdo las estaciones de cada día moribundo,
sin duda estoy sólo en el mundo,
y mi único rezo es suplicar hogar como un vagabundo.
Y si todo se reduce a esto,
no hay posible lamento,
me voy con lo puesto
a volver real lo incierto.
-Sergi Bosch
y lentamente instante a instante
pierdo la cordura.
Qué bello escenario es la noche que acompaña
a mi soledad, que me aprieta cual atadura
y tapa el viendo a este corsario,
el retorno a la realidad.
La luz de mi lámpara ilumina el papel,
en el ataúd mi única posesión es este clavel
manchado de la tinta de todo cuanto siento,
perdido en el que es mi retiro en un vergel,
que tras mucho éxito caí en el intento
en un mundo que se derrumba por momentos.
Las paredes me aprisionan y no me dejan respirar,
el camino es difícil cuando se promueve la vanidad
y los pocos principios al coro de las risas
se abandonan por olvidar que es el suelo lo que pisas.
Al recordar pierdo toda cordura,
sé que mis heridas no tienen cura
y lentamente a esta hora me posee la locura,
tras esta dura despedida no hay pérdida.
Y ahora que me libro de mi atadura,
te confieso que en mi corazón tu recuerdo aún...
perdura.
Cuando se olvida lo empíreo al coro del designio
del delirio de este tirano que puebla mi mente
y prohíbe el paso al subconsciente que me recuerda
que cuando quise volver eterno lo efímero
la vida me golpeó y una espina se me clavó,
me envenena y nubla mi juicio de lo que pasó,
pero a susurros me recordó que para creer tengo que verlo
y por eso el destino y las normas no transitan mi sendero,
pues yo vivo como creo y creo que ya no hay premonición
que alumbre este lúgubre corazón, malherido de la ponzoña
de la visión de una sociedad innecesaria que a mi vida acompaña,
salpicado con su propia sangre por tu traición.
Y si esto es cuánto me queda, la agonía del pretérito
manchando en tu nombre cualquier mérito,
la revelación de que se corrompe lo legítimo,
del héroe de las causas perdidas que cae vencido,
con el escalofrío de la muerte inspirando terror
hiela mis huesos y congela mi mente,
pero su gran confianza es su mayor error
pues el miedo sólo ha despertado mi valor.
Si pienso en lo que se pierde y en lo que llega,
me doy cuenta de que este pájaro nunca despega
y como pega, la vida en el suelo carece de consuelo,
se pierde el conocimiento y se desarma el momento,
porque con gran desaliento reconoces que ahora tu única verdad
es mirar y suplicar piedad al firmamento encomendarte a lo etéreo.
La gran trampa de la corveta que mueve en dirección contraria la veleta.
Al recordar pierdo toda cordura,
sé que mis heridas no tienen cura
y lentamente a esta hora me posee la locura,
tras esta dura despedida no hay pérdida.
Y ahora que me libro de mi atadura,
te confieso que en mi corazón tu recuerdo aún...
perdura.
Ahora que todo está inconcluso y que me doy cuenta
de que en mi propia prisión estoy recluso,
tus palabras asaltan mi mente y pierdo la batalla,
no siempre gana quien se calla y vaya a dónde vaya
este sentimiento me persigue y me conmueve con la anarquía
de guiar mi vida en lo que feliz me hacía.
Es sólo otra promesa muerta y vacía,
porque si todo se reduce a un segundo,
recuerdo las estaciones de cada día moribundo,
sin duda estoy sólo en el mundo,
y mi único rezo es suplicar hogar como un vagabundo.
Y si todo se reduce a esto,
no hay posible lamento,
me voy con lo puesto
a volver real lo incierto.
-Sergi Bosch
domingo, 11 de diciembre de 2011
Desde mi ventana.
Desde mi ventana veo el mundo,
es tan complejo y lo estudio...
Espero tu voz, pero es la noche
quien me llama...
Mi miedo mi refugio desde el ayer,
observo que mis ojos no te volverán a ver...
y ya no me arriesgo, algo habrá que hacer.
La luz de mi vida me la da el farol,
ilumina una triste noche bello candil
y me recuerda,
que quizás me equivoqué de carril.
Desde mi ventana miro al cielo
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro, me llama
me espera la agonía del mañana
y espero vivir sabiendo qué quiero...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro, me llama
y espero llegar vivo a mañana,
para retomar el vuelo y levantarme del suelo,
pero es que ya no hay ningún consuelo...
Las nubes con el frío me acompaña,
y al mirar al espejo revivo
todo cuanto me daña.
Quizás no debería de haber comenzado,
puede que fuera un error haber empezado...
pero ya sin duda se ha terminado.
Y yo, sentado en mi cama acabado
espero un futuro en el que reciba
lo que doy y un presente no tan efímero.
Y me despido, hoy, adiós,
porque cada día esta más cerca mi partida
y ya me voy...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro,
me llama, me espera la agonía
del mañana y espero vivir,
sabiendo que quiero...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro,
me llama y espero llegar vivo
a mañana, retomar el vuelo y levantarme
del suelo...
pero es que ya no queda ningún consuelo...
-Sergi Bosch
es tan complejo y lo estudio...
Espero tu voz, pero es la noche
quien me llama...
Mi miedo mi refugio desde el ayer,
observo que mis ojos no te volverán a ver...
y ya no me arriesgo, algo habrá que hacer.
La luz de mi vida me la da el farol,
ilumina una triste noche bello candil
y me recuerda,
que quizás me equivoqué de carril.
Desde mi ventana miro al cielo
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro, me llama
me espera la agonía del mañana
y espero vivir sabiendo qué quiero...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro, me llama
y espero llegar vivo a mañana,
para retomar el vuelo y levantarme del suelo,
pero es que ya no hay ningún consuelo...
Las nubes con el frío me acompaña,
y al mirar al espejo revivo
todo cuanto me daña.
Quizás no debería de haber comenzado,
puede que fuera un error haber empezado...
pero ya sin duda se ha terminado.
Y yo, sentado en mi cama acabado
espero un futuro en el que reciba
lo que doy y un presente no tan efímero.
Y me despido, hoy, adiós,
porque cada día esta más cerca mi partida
y ya me voy...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro,
me llama, me espera la agonía
del mañana y espero vivir,
sabiendo que quiero...
Desde mi ventana miro al cielo,
y muere todo en lo que creo.
Desde mi ventana, oigo un susurro,
me llama y espero llegar vivo
a mañana, retomar el vuelo y levantarme
del suelo...
pero es que ya no queda ningún consuelo...
-Sergi Bosch
martes, 15 de noviembre de 2011
A la deriva.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
Voy cambiando mis planes,
llorando la muerte de mis ideales.
Mi fuerte escudo refuerzo,
porque en la travesía de estos mares
rezo por perder de vista los males.
Que las velas resistan el golpeo
del viento incensante, veo cómo la brisa
y mi cabeza recuerdan tu sonrisa...
y el pasado rompe tan mágico instante.
Puede ser que mi destino sea vivir
y por eso sobrevivo.
Puede que tras la tempestad,
esté el camino y recuerde lo vivido.
Pero una y otra vez, esta fantasía
choca en mi realidad.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
Quiero volver a soñar, quiero...
recodar como era volar.
Y en esta mi prisión de hielo,
quiero, quiero una ilusión
que me quite el miedo.
El instante en el que te perdí
se torna dolor, el motivo...
se vuelve confusión.
Y quiero, quiero un fugaz momento,
salir de las tierras del destierro,
oler el perfume en tu cuerpo,
volver real lo incierto.
Y quiero, olvidar el deber
para aprender a vivir en el querer.
Cien mil millas me separan
de la última bocanada
de esperanza y mi corazón
y el tuyo se reencuentran
en la nada.
Sé lo que compartimos,
que somos muy diferentes,
como dos espectros, dos entes
entre la multitud de la gente.
Y lo que tanto nos diferencia,
lo que tanto nos distancia...
tu no paras de pensar y reír,
yo no dejo de levantarme para morir.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
-Sergi Bosch
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
Voy cambiando mis planes,
llorando la muerte de mis ideales.
Mi fuerte escudo refuerzo,
porque en la travesía de estos mares
rezo por perder de vista los males.
Que las velas resistan el golpeo
del viento incensante, veo cómo la brisa
y mi cabeza recuerdan tu sonrisa...
y el pasado rompe tan mágico instante.
Puede ser que mi destino sea vivir
y por eso sobrevivo.
Puede que tras la tempestad,
esté el camino y recuerde lo vivido.
Pero una y otra vez, esta fantasía
choca en mi realidad.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
Quiero volver a soñar, quiero...
recodar como era volar.
Y en esta mi prisión de hielo,
quiero, quiero una ilusión
que me quite el miedo.
El instante en el que te perdí
se torna dolor, el motivo...
se vuelve confusión.
Y quiero, quiero un fugaz momento,
salir de las tierras del destierro,
oler el perfume en tu cuerpo,
volver real lo incierto.
Y quiero, olvidar el deber
para aprender a vivir en el querer.
Cien mil millas me separan
de la última bocanada
de esperanza y mi corazón
y el tuyo se reencuentran
en la nada.
Sé lo que compartimos,
que somos muy diferentes,
como dos espectros, dos entes
entre la multitud de la gente.
Y lo que tanto nos diferencia,
lo que tanto nos distancia...
tu no paras de pensar y reír,
yo no dejo de levantarme para morir.
Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
y mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
pero jamás dudo cuánto te quiero.
-Sergi Bosch
martes, 2 de agosto de 2011
Por un momento.
Y mirar hacia atrás un momento,
recordar aventuras y vivencias
tomarse un instante...
para recaer en el tiempo.
Sólo unos segundos para mirar tu cuerpo,
sólo unos segundos para ver tus heridas,
caer y comprender que nada es eterno.
Alzar la mano y acariciar cicatrices,
marcas que te recuerdan tu voluntad,
que te transportan a momentos no tan felices.
Aprovechas la ocasión de no olvidar,
de evocar otra vez tu debilidad.
Y por ahora y siempre, entiendes...
que pese a todo sigues de una pieza,
que tus heridas son la prueba de tu fuerza.
Porque aún con todo sigues vivo,
sigues avanzando en tu camino,
sigues ignorando el destino.
-Sergi Bosch
recordar aventuras y vivencias
tomarse un instante...
para recaer en el tiempo.
Sólo unos segundos para mirar tu cuerpo,
sólo unos segundos para ver tus heridas,
caer y comprender que nada es eterno.
Alzar la mano y acariciar cicatrices,
marcas que te recuerdan tu voluntad,
que te transportan a momentos no tan felices.
Aprovechas la ocasión de no olvidar,
de evocar otra vez tu debilidad.
Y por ahora y siempre, entiendes...
que pese a todo sigues de una pieza,
que tus heridas son la prueba de tu fuerza.
Porque aún con todo sigues vivo,
sigues avanzando en tu camino,
sigues ignorando el destino.
-Sergi Bosch
viernes, 24 de junio de 2011
Travesía.
Y con los ojos brillantes observando la mar,
el marinero comprendió que más nunca
volvería a amar.
El viento acariciando su nuca,
y el agua reflejando su figura,
en una travesía mucho más segura.
Al acariciar la madera,
al fin captó el sentido
de una larga espera,
No todo florece en la primavera,
no siempre es malo haber sufrido.
La brisa le conduce al horizonte,
alejándole de pensamientos,
de un siempre que no quiere ver.
Dejando atrás, en su escondite...
todo tipo de sentimientos.
Cuando dirige la vista al cielo,
recuerda lo que es sentir
la cabeza al vuelo y los pies en el suelo.
Recuerda que decir la verdad, a veces es mentir.
Recuerda todo ese vacío que le hacía sufrir.
Si pudiera volver atrás, no dudaría.
Retroceder para avanzar más, claro que lo haría.
Siente como las olas mecen su destino,
siente como le devuelven un sentido,
una razón para vivir, una buena razón,
para sonreir antes de algún día morir.
Aunque la alegría no le favorece y
la felicidad no le guía, bien no está,
abandona con la convicción de que ella
no le quería.
Y cuando el infinito se vuelve manifiesto,
siente su pasado inconexo.
Cuando el horizonte es visible,
suplica un presente que no le sea indiferente.
Cuando reflexiona sobre el futuro,
quiere que ocurra por sorpresa,
como se imaginaba la primera vez que ella le besa.
Al volver la vista atrás, la estela
que su rumbo deja sobre la mar,
y con el barco de una sola vela,
cae en la cuenta de que esto acaba de empezar.
el marinero comprendió que más nunca
volvería a amar.
El viento acariciando su nuca,
y el agua reflejando su figura,
en una travesía mucho más segura.
Al acariciar la madera,
al fin captó el sentido
de una larga espera,
No todo florece en la primavera,
no siempre es malo haber sufrido.
La brisa le conduce al horizonte,
alejándole de pensamientos,
de un siempre que no quiere ver.
Dejando atrás, en su escondite...
todo tipo de sentimientos.
Cuando dirige la vista al cielo,
recuerda lo que es sentir
la cabeza al vuelo y los pies en el suelo.
Recuerda que decir la verdad, a veces es mentir.
Recuerda todo ese vacío que le hacía sufrir.
Si pudiera volver atrás, no dudaría.
Retroceder para avanzar más, claro que lo haría.
Siente como las olas mecen su destino,
siente como le devuelven un sentido,
una razón para vivir, una buena razón,
para sonreir antes de algún día morir.
Aunque la alegría no le favorece y
la felicidad no le guía, bien no está,
abandona con la convicción de que ella
no le quería.
Y cuando el infinito se vuelve manifiesto,
siente su pasado inconexo.
Cuando el horizonte es visible,
suplica un presente que no le sea indiferente.
Cuando reflexiona sobre el futuro,
quiere que ocurra por sorpresa,
como se imaginaba la primera vez que ella le besa.
Al volver la vista atrás, la estela
que su rumbo deja sobre la mar,
y con el barco de una sola vela,
cae en la cuenta de que esto acaba de empezar.
jueves, 16 de junio de 2011
Al Destino:
Si cada paso es una anécdota, una locura
o una sensatez, no lo dudes,
no pienses más en el ayer
que el tiempo todo lo cura.
Si mi vida es un día,
ni vengas ni te vayas,
déjame buscarte, déjame viajar
quiero encontrar alegría,
y en el amor más nunca pensar.
Si sólo me queda ahora
tierra y eternidad,
más feliz me iría sabiendo
que elegí la libertad
y en mi no pesaría la duda
porque como todo, segundo
a segundo, voy muriendo.
Si ésto siento cuando te quiero,
mi amor, perdóname, pues de ti me olvido
la clave está en ignorar
y la vida ya me enseñó
la lección de que duele amar
y para qué me voy a enamorar.
Si el olvido me permite sonreir,
sin duda eso voy a elegir.
Y no es tu culpa, porque no te advertí.
Como el humo, se va la emoción,
y con pasión te digo,
que sólo tu enciendes chispa en mi.
Si me esperan muchos años de vida,
los viviré con el corazón cubierto
y la mente perdida.
Porque así soy feliz,
porque es un camino que me aleja de ti.
Si mis sueños en algún momento
me despiertan, sólo pido
que me guíen en oscuridad,
que me acompañen en la luz,
que me den fuerza para seguir,
que acompañen a mi corazón,
en la dirección en la que siempre
sentí, en la dirección que siento,
en el camino que sentiré.
Si mis amigos siempre me aguantan,
dame vida fuerza para devolverles el favor...
dame un abrigo en el frío para darles calor,
déjame acompañarles en su dolor,
déjame alegrarme en su felicidad,
porque no hay mayor realidad,
que la ayuda de un amigo de verdad.
Si mi futuro no está decidido,
déjalo así, que ya varias veces
me encontré a mi mismo al estar
todo perdido. Y si el camino
sólo tiene una dirección,
dame valor para arriesgar
y mi dirección trazar.
Dame suerte, pues ésto es una selva
y no sé hasta donde me voy a aventurar.
Si mi presente es una mentira,
déjame creerlo para vivir
sobre decisiones y abandorar toda duda.
Y si no es una mentira,
dame fuerza para aceptar,
que cada segundo queda atrás.
Si mi pasado me persigue,
dame un motivo para ignorar,
dame una razón para a mi meta llegar,
dame la seguridad...
para volver a llorar,
para olvidar, nuestra mentira,
y tu verdad.
Si así es como soy,
recuérdame que debo ser feliz,
pues tal cual soy, mucha gente me odia
pero alguna gente me ama.
Recuérdame que soy original
y no una copia de moda de la sociedad,
recuérdame que no importa ni la mentira
ni la verdad, que quererse a uno mismo
y aceptarse es lo que importa
de principio a final.
Si así es como me voy,
me gustaría tomar tu mano,
recibir tu sonrisa,
y avanzar por el sendero juntos
recorrer cada locura sin prisa,
en el cabello sentir la brisa...
despegar y no abandonar el vuelo,
besarte y acariciar tu pelo...
y cuando me preguntes cuánto te quiero,
mirar atrás, reirnos, porque sabes
que explicarlo ya no puedo.
Y si ésta es mi confesión,
no conozco mayor atención,
que la que el papel me ofrece.
Buenos y malos momentos siempre hay,
y la armonía aumenta y decrece.
Pero tras noches sin fin,
al fin comprendí que para qué sufrir,
si tengo motivos para siempre sonreír.
o una sensatez, no lo dudes,
no pienses más en el ayer
que el tiempo todo lo cura.
Si mi vida es un día,
ni vengas ni te vayas,
déjame buscarte, déjame viajar
quiero encontrar alegría,
y en el amor más nunca pensar.
Si sólo me queda ahora
tierra y eternidad,
más feliz me iría sabiendo
que elegí la libertad
y en mi no pesaría la duda
porque como todo, segundo
a segundo, voy muriendo.
Si ésto siento cuando te quiero,
mi amor, perdóname, pues de ti me olvido
la clave está en ignorar
y la vida ya me enseñó
la lección de que duele amar
y para qué me voy a enamorar.
Si el olvido me permite sonreir,
sin duda eso voy a elegir.
Y no es tu culpa, porque no te advertí.
Como el humo, se va la emoción,
y con pasión te digo,
que sólo tu enciendes chispa en mi.
Si me esperan muchos años de vida,
los viviré con el corazón cubierto
y la mente perdida.
Porque así soy feliz,
porque es un camino que me aleja de ti.
Si mis sueños en algún momento
me despiertan, sólo pido
que me guíen en oscuridad,
que me acompañen en la luz,
que me den fuerza para seguir,
que acompañen a mi corazón,
en la dirección en la que siempre
sentí, en la dirección que siento,
en el camino que sentiré.
Si mis amigos siempre me aguantan,
dame vida fuerza para devolverles el favor...
dame un abrigo en el frío para darles calor,
déjame acompañarles en su dolor,
déjame alegrarme en su felicidad,
porque no hay mayor realidad,
que la ayuda de un amigo de verdad.
Si mi futuro no está decidido,
déjalo así, que ya varias veces
me encontré a mi mismo al estar
todo perdido. Y si el camino
sólo tiene una dirección,
dame valor para arriesgar
y mi dirección trazar.
Dame suerte, pues ésto es una selva
y no sé hasta donde me voy a aventurar.
Si mi presente es una mentira,
déjame creerlo para vivir
sobre decisiones y abandorar toda duda.
Y si no es una mentira,
dame fuerza para aceptar,
que cada segundo queda atrás.
Si mi pasado me persigue,
dame un motivo para ignorar,
dame una razón para a mi meta llegar,
dame la seguridad...
para volver a llorar,
para olvidar, nuestra mentira,
y tu verdad.
Si así es como soy,
recuérdame que debo ser feliz,
pues tal cual soy, mucha gente me odia
pero alguna gente me ama.
Recuérdame que soy original
y no una copia de moda de la sociedad,
recuérdame que no importa ni la mentira
ni la verdad, que quererse a uno mismo
y aceptarse es lo que importa
de principio a final.
Si así es como me voy,
me gustaría tomar tu mano,
recibir tu sonrisa,
y avanzar por el sendero juntos
recorrer cada locura sin prisa,
en el cabello sentir la brisa...
despegar y no abandonar el vuelo,
besarte y acariciar tu pelo...
y cuando me preguntes cuánto te quiero,
mirar atrás, reirnos, porque sabes
que explicarlo ya no puedo.
Y si ésta es mi confesión,
no conozco mayor atención,
que la que el papel me ofrece.
Buenos y malos momentos siempre hay,
y la armonía aumenta y decrece.
Pero tras noches sin fin,
al fin comprendí que para qué sufrir,
si tengo motivos para siempre sonreír.
lunes, 30 de mayo de 2011
Cuando el recuerdo rememora el olvido.
Con un suave hilo de tejer,
que poco a poco hila,
la historia de dos que nunca
se dejaron de querer.
Iguala lo mejor y lo peor de la vida,
ya no, mi alma no es tuya.
Cansado ya de lamentos
y de mirar atrás,
tengo que aceptar
que la felicidad en un camino fácil
no voy a encontrar.
Pero la vida es muy hábil,
y con una siniestra propuesta
me invita a reflexionar
con canciones como ésta...
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.
En esta confesión, no por gusto,
por obligación, arrastro notas
de un amor por el que aún lucho.
No intento cambiarte, decirte la verdad
es mi gran manera de amarte.
Pero ésta es la realidad que escuchas
del alma de un amigo,
de un chico ya conocido,
las palabras que de otro nunca escucharás...
pues como yo te quiero
nadie te quiere ni te querrá.
Nunca más dudaré, y esta es otra promesa
que con devoción cumpliré,
porque ya están las cartas sobre la mesa,
porque con tristeza y pesar debo despedirme,
porque duele, no es un juego,
pero no es para siempre,
es un hasta luego...
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.
Y me voy, porque estoy cansado de luchar,
pues yo lucho para ganar, no por participar,
no dejaré que mi presente gire en mi pasado,
porque de la vida algo ya sé,
y el futuro no es siempre el esperado
mas en lo nuestro no pierdo la fé.
Que me retiro con la mirada al suelo
y los pies en el cielo,
que acepto la vida, aprendí a sufrir
ya no renuncio a mis sueños,
sé que cada segundo estoy más cerca de morir.
No me olvides, mis labios no pactan un final,
pero no te engañes, no es un mundo ideal.
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos...
que poco a poco hila,
la historia de dos que nunca
se dejaron de querer.
Iguala lo mejor y lo peor de la vida,
ya no, mi alma no es tuya.
Cansado ya de lamentos
y de mirar atrás,
tengo que aceptar
que la felicidad en un camino fácil
no voy a encontrar.
Pero la vida es muy hábil,
y con una siniestra propuesta
me invita a reflexionar
con canciones como ésta...
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.
En esta confesión, no por gusto,
por obligación, arrastro notas
de un amor por el que aún lucho.
No intento cambiarte, decirte la verdad
es mi gran manera de amarte.
Pero ésta es la realidad que escuchas
del alma de un amigo,
de un chico ya conocido,
las palabras que de otro nunca escucharás...
pues como yo te quiero
nadie te quiere ni te querrá.
Nunca más dudaré, y esta es otra promesa
que con devoción cumpliré,
porque ya están las cartas sobre la mesa,
porque con tristeza y pesar debo despedirme,
porque duele, no es un juego,
pero no es para siempre,
es un hasta luego...
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.
Y me voy, porque estoy cansado de luchar,
pues yo lucho para ganar, no por participar,
no dejaré que mi presente gire en mi pasado,
porque de la vida algo ya sé,
y el futuro no es siempre el esperado
mas en lo nuestro no pierdo la fé.
Que me retiro con la mirada al suelo
y los pies en el cielo,
que acepto la vida, aprendí a sufrir
ya no renuncio a mis sueños,
sé que cada segundo estoy más cerca de morir.
No me olvides, mis labios no pactan un final,
pero no te engañes, no es un mundo ideal.
Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos...
martes, 17 de mayo de 2011
Pero nunca te bastó.
Momento de despedirse de una promesa
en la que el amor falla
y un juramento acaba.
Porque escribo sangre caliente
que de mis venas nace, muere
y envenena mi mente.
Un sentimiento con caducidad
y me llevo a la tumba solo la verdad.
Pero no me basta, mentira me parece
la verdad que pocas veces pronuncié
pero con gustó te prometí y ya no cumpliré.
Pero a ti nunca te bastó.
Cuando no se trata de amor es un juego,
y chica no olvides que esto arde como fuego
que me quema por dentro y la condena es el tiempo.
Mis palabras, mi alma, ya las arrastra el viento,
porque fuerzas no me quedan para retenerlas
y sentada en mi corazón te callas y observas.
Pero nunca te bastó, mas herido debo confesarte
mi deseo del adiós, me voy vacío
pero no te preocupes ahora pues...
mi felicidad pocas veces me importó.
Pero nunca me creíste.
Dulce ironía es la esencia de esta historia,
en la que mi amor ignoras y dejarme llevar por ti
fue mi mayor error, y volvería a caer en el abismo por ti,
daño hecho más bien por mi mismo
ya que quien se tiró fui yo.
Y es que tonto me define muy bien, pues ni la esperanza
esperaba ya un rescate, sólo suplicaba una oportunidad,
de posibilidad negada y sutileza nunca demostrada.
Pero aún así no te bastaba.
Porque bien claro me ha quedado mi puesto y mi lugar,
último y aparte, no te preocupes
pues ya nunca volveré a molestar.
Y el final de un cuento de dos es la derrota de uno.
Por ofrecerte mi amor, mi recompensa es más dolor.
Según parece somos todos iguales, soy una copia
de todos y de ninguno, y para eso si que tuviste valor.
De esto tan arrepentida como harta, no dire tu nombre ...
no en vano, pues de sentido carece nombrar algo ya acabado.
Gran teatro, segura estás de que nunca nos hemos amado,
no es mi problema y si prefieres vivir entre mentiras
es cosa tuya, pero a mi nunca me has engañado.
Y ya con el corazón en la mano te confirmo,
que no se trata de sentir, más bien de negar
y en esa circunstancia tu mano firmó
una injusta condena que acaba con mi pena.
No sé si volveré, así desde luego que no
pues igual todos sabemos como va a acabar.
Tampoco me iré, pues si algún día,
te permites tu libertad sabrás donde estaré,
y te tocará a ti luchar y decir la verdad.
Acabo con un funeral mucho tiempo ignorado,
porque ante la muerte del amor mi tributo
es ésta canción de emociones privadas y lectura pública,
me voy con una sonrisa y una lágrima, pues esta es mi vida
y mentiría si dijera que no es única.
en la que el amor falla
y un juramento acaba.
Porque escribo sangre caliente
que de mis venas nace, muere
y envenena mi mente.
Un sentimiento con caducidad
y me llevo a la tumba solo la verdad.
Pero no me basta, mentira me parece
la verdad que pocas veces pronuncié
pero con gustó te prometí y ya no cumpliré.
Pero a ti nunca te bastó.
Cuando no se trata de amor es un juego,
y chica no olvides que esto arde como fuego
que me quema por dentro y la condena es el tiempo.
Mis palabras, mi alma, ya las arrastra el viento,
porque fuerzas no me quedan para retenerlas
y sentada en mi corazón te callas y observas.
Pero nunca te bastó, mas herido debo confesarte
mi deseo del adiós, me voy vacío
pero no te preocupes ahora pues...
mi felicidad pocas veces me importó.
Pero nunca me creíste.
Dulce ironía es la esencia de esta historia,
en la que mi amor ignoras y dejarme llevar por ti
fue mi mayor error, y volvería a caer en el abismo por ti,
daño hecho más bien por mi mismo
ya que quien se tiró fui yo.
Y es que tonto me define muy bien, pues ni la esperanza
esperaba ya un rescate, sólo suplicaba una oportunidad,
de posibilidad negada y sutileza nunca demostrada.
Pero aún así no te bastaba.
Porque bien claro me ha quedado mi puesto y mi lugar,
último y aparte, no te preocupes
pues ya nunca volveré a molestar.
Y el final de un cuento de dos es la derrota de uno.
Por ofrecerte mi amor, mi recompensa es más dolor.
Según parece somos todos iguales, soy una copia
de todos y de ninguno, y para eso si que tuviste valor.
De esto tan arrepentida como harta, no dire tu nombre ...
no en vano, pues de sentido carece nombrar algo ya acabado.
Gran teatro, segura estás de que nunca nos hemos amado,
no es mi problema y si prefieres vivir entre mentiras
es cosa tuya, pero a mi nunca me has engañado.
Y ya con el corazón en la mano te confirmo,
que no se trata de sentir, más bien de negar
y en esa circunstancia tu mano firmó
una injusta condena que acaba con mi pena.
No sé si volveré, así desde luego que no
pues igual todos sabemos como va a acabar.
Tampoco me iré, pues si algún día,
te permites tu libertad sabrás donde estaré,
y te tocará a ti luchar y decir la verdad.
Acabo con un funeral mucho tiempo ignorado,
porque ante la muerte del amor mi tributo
es ésta canción de emociones privadas y lectura pública,
me voy con una sonrisa y una lágrima, pues esta es mi vida
y mentiría si dijera que no es única.
martes, 10 de mayo de 2011
Sangre y Veneno: Las apariencias.
Con un fuerte sentimiento de melancolía arrancando notas de tristeza desde lo más profundo de su corazón, el muñeco sin saber por qué, dejó de andar. No es que tuviera otra cosa mejor que hacer, pero por una vez aprendió el uso de la razón. Las nubes, de color rojo, tapaban ligeramente el oscuro cielo de la noche en el que las estrellas suplicaban ayuda con su luz. La luna, teñida de sangre, permanecía muerta, allí en su trono en el cielo. El viento entonaba canciones de amor al chocar con las esquinas de los escombros, los restos de antigüos rascacielos. El muñeco estaba confuso, desorientado, lo único que no podía negar es la sensación de haber caminado por la misma senda antes, pero no sabe explicarlo.
La carretera, con sus curvas y su desnivel, es el único camino practicable y el frío empieza a convertirse en tortura, la gota de veneno avanza por su cuerpo, fortaleciéndose poco a poco, transmitiendo agonía. El muñeco sabe que lo fácil es ir por el asfalto, pero ignora la atracción que le provoca la carretera y empieza a caminar entre escombros. El suelo está frío, lleno de piedras y cristales, que le hacen sangrar los pies y hieren su determinación, cada vez el deseo de la carretera es más fuerte, ahora mismo es casi su única preocupación. Está a punto de dar la vuelta, pero algo le dice que ésto no es dolor, dolor es lo que late en su corazón, dolor es lo que late en un corazón ajeno. Sigue avanzando entre los restos de la ciudad, cada vez con más sangre y más cansado. El veneno está desconcertado, nada le llama ni le hace expandirse. Poco a poco, llega el momento en el que el muñeco siente mayor alivio al ver que cesa la agonía del pecho, que sangre al pisar el suelo.
Y una vez ha caminado kilómetros, llega a un parque. Con la mayoría del césped muerto y los árboles quemados, es algo así como un yermo. Los columpios se balancean como si alguien estuviera columpiándose, pero no hay nadie. El chirrido que emiten es horrible, por primera vez desde que está aquí el muñeco siente verdadero miedo, el parque abandonado y muerto es la visión más lúgubre y tétrica que ha visto en su vida. "¿Qué es eso?", se pregunta al mismo tiempo que hace mayor esfuerzo por escuchar; "Jajajaja", la risa muy aguda de un grupo de niños llega desde lo lejos, y el terror ya es tanto que el muñeco no puede moverse. "Debería de volver e ir por la carretera" piensa, al fin y al cabo no se cree capaz de cruzar el parque y no puede rodearlo. Empieza a caminar hacia atrás, pero se choca con algo. Es una puerta. No estaba aquí cuando pasó por primera vez, además de que es absurdo que haya una puerta de pie, sin techo y sin pared a ningún lado. El tacto de la puerta es muy seductor, un ligero roce y el muñeco ya siente que su salvación está al otro lado, la risa de los niños no deja de acosarle y tiene frío. La duda asalta su cabeza. "¿Por qué?" Es lo único que logra decir ante el presentimiento de que no debe cruzar la puerta y para evitar esa atracción empieza a correr dirección al parque.
La carretera, con sus curvas y su desnivel, es el único camino practicable y el frío empieza a convertirse en tortura, la gota de veneno avanza por su cuerpo, fortaleciéndose poco a poco, transmitiendo agonía. El muñeco sabe que lo fácil es ir por el asfalto, pero ignora la atracción que le provoca la carretera y empieza a caminar entre escombros. El suelo está frío, lleno de piedras y cristales, que le hacen sangrar los pies y hieren su determinación, cada vez el deseo de la carretera es más fuerte, ahora mismo es casi su única preocupación. Está a punto de dar la vuelta, pero algo le dice que ésto no es dolor, dolor es lo que late en su corazón, dolor es lo que late en un corazón ajeno. Sigue avanzando entre los restos de la ciudad, cada vez con más sangre y más cansado. El veneno está desconcertado, nada le llama ni le hace expandirse. Poco a poco, llega el momento en el que el muñeco siente mayor alivio al ver que cesa la agonía del pecho, que sangre al pisar el suelo.
Y una vez ha caminado kilómetros, llega a un parque. Con la mayoría del césped muerto y los árboles quemados, es algo así como un yermo. Los columpios se balancean como si alguien estuviera columpiándose, pero no hay nadie. El chirrido que emiten es horrible, por primera vez desde que está aquí el muñeco siente verdadero miedo, el parque abandonado y muerto es la visión más lúgubre y tétrica que ha visto en su vida. "¿Qué es eso?", se pregunta al mismo tiempo que hace mayor esfuerzo por escuchar; "Jajajaja", la risa muy aguda de un grupo de niños llega desde lo lejos, y el terror ya es tanto que el muñeco no puede moverse. "Debería de volver e ir por la carretera" piensa, al fin y al cabo no se cree capaz de cruzar el parque y no puede rodearlo. Empieza a caminar hacia atrás, pero se choca con algo. Es una puerta. No estaba aquí cuando pasó por primera vez, además de que es absurdo que haya una puerta de pie, sin techo y sin pared a ningún lado. El tacto de la puerta es muy seductor, un ligero roce y el muñeco ya siente que su salvación está al otro lado, la risa de los niños no deja de acosarle y tiene frío. La duda asalta su cabeza. "¿Por qué?" Es lo único que logra decir ante el presentimiento de que no debe cruzar la puerta y para evitar esa atracción empieza a correr dirección al parque.
sábado, 7 de mayo de 2011
Explosión.
Explosión de rencor y odio que recorre mis venas,
para qué voy a mentirte,
la vida llena de alegrías esconde aun más penas.
Desde el centro del pecho crece una telaraña
que quema la carne y agrieta los huesos,
y es que el daño ya está hecho.
La causa de mi agonía y de mi dolor
eres tú cada vez que lo pienso.
Hecho cenizas desde dentro por este rencor
que ya no aguanto, que me consume y lentamente
acaba con lo poco que queda de mi,
esto no es el final, no es para siempre.
Con la lección del tiempo y de un hecho común ya olvidado,
espero sentado el final de algo que nunca ha empezado
para nosotros y que, sin lugar a dudas, para mi ya ha acabado.
No me pidas que no te quiera, no me pidas que te olvide,
porque en mi corazón este sentimiento aún vive.
para qué voy a mentirte,
la vida llena de alegrías esconde aun más penas.
Desde el centro del pecho crece una telaraña
que quema la carne y agrieta los huesos,
y es que el daño ya está hecho.
La causa de mi agonía y de mi dolor
eres tú cada vez que lo pienso.
Hecho cenizas desde dentro por este rencor
que ya no aguanto, que me consume y lentamente
acaba con lo poco que queda de mi,
esto no es el final, no es para siempre.
Con la lección del tiempo y de un hecho común ya olvidado,
espero sentado el final de algo que nunca ha empezado
para nosotros y que, sin lugar a dudas, para mi ya ha acabado.
No me pidas que no te quiera, no me pidas que te olvide,
porque en mi corazón este sentimiento aún vive.
miércoles, 6 de abril de 2011
A reflexionar.
Lo realmente increíble del ser humano es la línea que trazamos para separar lo posible de lo imposible.
jueves, 17 de marzo de 2011
Cansado.
Cansado por mil batallas perdidas,
derrotado y en compañia de mi vida,
pero aún sigo vivo...
aún no está todo perdido.
-Sergi Bosch
derrotado y en compañia de mi vida,
pero aún sigo vivo...
aún no está todo perdido.
-Sergi Bosch
Heroísmo.
Es la debilidad de la fuerza, quiere dejar su lucha pero no está preparado para hacerlo, lo que le lleva a un círculo vicioso de intentar cesar en su empresa del heroísmo para luego recaer ante las circunstancias de la vida… o mejor dicho del amor. ¿Qué pasa cuándo ser buena persona es tu droga? Cuando estás chapado con buenos sentimientos y forjado con buenas intenciones, un corazón que late por una persona aparte de su propietario, con sus defectos.
El guerrero se levanta del suelo, en el que está arrodillado, humillado, suplicaba por una mentalidad diferente, por conseguir la indiferencia ante el mundo y el resto de personas que tanto ansía pero que nunca consigue. Es una de sus muchas batallas internas, es una victoria indefinida, una derrota no muy clara, pero que se provoca por su falta y por su exceso de determinación. Su armadura, llena de grietas y de un aspecto muy humilde no es más que el reflejo de que no es el típico héroe de cuentos para niños, es una persona diferente que sueña con ser normal, es una persona increíble que sueña con ser común, un buen corazón que ansía ser neutral o quizás corrupto. Cansado de su bondad, se mantiene recto, con la espada apoyada en su espalda, su mirada, al igual que su vida, está perdida. Perdida ante una vida de servidumbre a un carácter con el que le ha tocado nacer, un carácter por el que le critican y por el que otras personas viven.
Pero no es un héroe de un cuento de niños, es consciente que nunca será el guerrero portador de un estandarte simbólico de esperanza de los cuentos que le contaba su madre de pequeño.
La hoja de la espada está llena de sangre, reciente, de una batalla que ha tenido lugar hace un par de horas. De ambos ojos, limpiando la ceniza que parcialmente cubre su rostro, el sendero de las lágrimas por las vidas sesgadas es aún una prueba más de cuan diferente es del resto de asesinos con poderes militares. Mentiría al decir que no le importa, que es su trabajo, que es un soldado y que tiene que obedecer, pero también estaría mintiendo si pensara que es lo que más le ocupa la mente, pues en el corazón de cada gran hombre siempre hay una gran mujer. Irónicamente, lucha por el pueblo que la ha condenado a la esclavitud, pero el amor no entiende de razas ni de posiciones sociales. Orgullo, valentía y honor, ojala su rey fuera así, pero no. El máximo dirigente del país le chantajea como quiere con la libertad de su amada, que acostumbrada a su vida de esclava ya se ha olvidado de todo, incluso de su propio derecho a vivir como una mujer libre. Más hecho pedazos que su armadura, está su corazón, pero el guerrero tiene un fuerte motivo por el que luchar, y sus esfuerzos pueden ser la salvación de la vida de ambos; lleva la carga de dos personas en un cuerpo que apenas se sostiene en pie.
Continuará...
-Sergi Bosch
El guerrero se levanta del suelo, en el que está arrodillado, humillado, suplicaba por una mentalidad diferente, por conseguir la indiferencia ante el mundo y el resto de personas que tanto ansía pero que nunca consigue. Es una de sus muchas batallas internas, es una victoria indefinida, una derrota no muy clara, pero que se provoca por su falta y por su exceso de determinación. Su armadura, llena de grietas y de un aspecto muy humilde no es más que el reflejo de que no es el típico héroe de cuentos para niños, es una persona diferente que sueña con ser normal, es una persona increíble que sueña con ser común, un buen corazón que ansía ser neutral o quizás corrupto. Cansado de su bondad, se mantiene recto, con la espada apoyada en su espalda, su mirada, al igual que su vida, está perdida. Perdida ante una vida de servidumbre a un carácter con el que le ha tocado nacer, un carácter por el que le critican y por el que otras personas viven.
Pero no es un héroe de un cuento de niños, es consciente que nunca será el guerrero portador de un estandarte simbólico de esperanza de los cuentos que le contaba su madre de pequeño.
La hoja de la espada está llena de sangre, reciente, de una batalla que ha tenido lugar hace un par de horas. De ambos ojos, limpiando la ceniza que parcialmente cubre su rostro, el sendero de las lágrimas por las vidas sesgadas es aún una prueba más de cuan diferente es del resto de asesinos con poderes militares. Mentiría al decir que no le importa, que es su trabajo, que es un soldado y que tiene que obedecer, pero también estaría mintiendo si pensara que es lo que más le ocupa la mente, pues en el corazón de cada gran hombre siempre hay una gran mujer. Irónicamente, lucha por el pueblo que la ha condenado a la esclavitud, pero el amor no entiende de razas ni de posiciones sociales. Orgullo, valentía y honor, ojala su rey fuera así, pero no. El máximo dirigente del país le chantajea como quiere con la libertad de su amada, que acostumbrada a su vida de esclava ya se ha olvidado de todo, incluso de su propio derecho a vivir como una mujer libre. Más hecho pedazos que su armadura, está su corazón, pero el guerrero tiene un fuerte motivo por el que luchar, y sus esfuerzos pueden ser la salvación de la vida de ambos; lleva la carga de dos personas en un cuerpo que apenas se sostiene en pie.
Continuará...
-Sergi Bosch
miércoles, 16 de marzo de 2011
Porque un vídeo vale más que mil imágenes.
Aladdín:
Yo te quiero enseñar
un fantástico mundo,
ven princesa y deja a tu corazón soñar.
Yo te puedo mostrar
cosas maravillosas
ven princesa y dejate llevar
a un mundo ideal.
Un mundo ideal.
Un mundo en el que tú y yo
podamos decidir como vivir
sin nadie que lo impida.
Jasmín:
Un mundo ideal,
que nunca pude imaginar.
Dónde ya comprendí que junto a tí,
el mundo es un lugar para soñar.
Aladdín:
El mundo es un lugar para soñar.
Jasmín:
Fabulosa visión,
sentimiento divino.
Voy volando contigo
hacia un nuevo amanecer.
Un mundo ideal.
Aladdín:
Mira bien lo que hay.
Jasmín:
Allí mil cosas voy a ver.
Aladdín:
Conteniendo el aliento.
Jasmín:
Soy cómo un haz de luz, que lejos va y nunca más podrá volver atrás.
Aladdín:
Un mundo ideal
Jasmín:
Cada vuelta es sorpresa.
Aladdín:
Un horizonte a descubrir.
Jasmín:
Cada instante es un sueño.
Ambos:
Un mundo para tí, para los dos
llévame a dónde sueñes tú.
Aladdín:
Un mundo ideal.
Jasmín:
Un mundo ideal.
Aladdín:
Que compartir.
Jasmín:
Que compartir.
Aladdín:
Que alcanzar.
Jasmín:
Que contemplar.
Ambos:
Tú junto a mí.
lunes, 14 de marzo de 2011
Todo lo que deseo.
Todo lo que deseo...
Eres tú, besarte a la luz de las estrellas y recordarte que siempre serás bella. Recordarte que iluminas mi vida más que el Sol, que me haces respirar más que el aire, que me haces volar más que el viento, que me haces perderme más que unas olas traicioneras en el mar, que incendias mi ser y mi corazón más que el mismo fuego, que despistas en mi la chispa de vivir más que cualquier rayo.
Me gustaría poder convencerte de que el miedo que nos separa es la espada más afilada que jamás se ha forjado, me gustaría poder confirmarte que podemos hacer como que esa espada nunca ha existido. Pero ahora mismo no me haces volar, me haces naufragar en un mar a tu voluntad, y soy náufrago sin tu piedad. Soy náufrago por aguas peligrosas, por mil penas tormentosas, náufrago por el sentimiento que nos transmiten las rosas, por ignorar algunas pequeñas cosas. Y lo que te pido es la verdad, porque estoy perdido en un mundo de sensaciones, porque soy un albatros en un océano de confusiones. La luz de tu faro está apagada y no puedo evitar sentirme perdido, lucho por gritar desde el agua y que ahí, en tierra, me escuches. No obtengo tu respuesta, y siento como se me cae el peso del mundo una vez más. Un latido, vaya, parece que aún no está todo perdido, parece que tengo que seguir la voluntad de lo que mi corazón sin mi permiso ha decidido, llegar a tu corazón y hacerle despertar de su pesadilla a besos, porque yace en el suelo roto con un sentimiento aparentemente muerto, agotado en una súplica eterna llena de rezos. Quiero que te quede claro que mi amor es la cura, que nuestros besos serían la locura, y que en un ciclo infinito de felicidad acabaríamos perdiendo la cordura que nunca hemos poseído y que nunca nos ha caracterizado.
No me arrepiento de nada porque ahora te conozco por ser como soy y porque me ha pasado todo lo que en el pretérito está narrado, separado del presente en el que esto te escribo y separado a su vez del futuro en el que tal vez se junten nuestros latidos. No quiero que se vuelva a romper, no quiero verle en el suelo y sentir que no puedo más, no quiero volver a sentir la agonía de despertar cada día con el vacío de que te he perdido, de nuevo, no quiero ver a mi corazón arrastrarse por sobrevivir a una carga que le viene demasiado grande, no quiero otra cicatriz más que demuestre mi valentía por amar, no quiero tener que esperar más por un sentimiento mutuo que no sé cuando va a llegar. No es una amenaza, es una mentira que deseo que no acabe siendo cierta. Tú y yo, esa es mi verdad, tú y yo, ese es mi deseo y de mi corazón, mi voluntad.
-Sergi Bosch
Eres tú, besarte a la luz de las estrellas y recordarte que siempre serás bella. Recordarte que iluminas mi vida más que el Sol, que me haces respirar más que el aire, que me haces volar más que el viento, que me haces perderme más que unas olas traicioneras en el mar, que incendias mi ser y mi corazón más que el mismo fuego, que despistas en mi la chispa de vivir más que cualquier rayo.
Me gustaría poder convencerte de que el miedo que nos separa es la espada más afilada que jamás se ha forjado, me gustaría poder confirmarte que podemos hacer como que esa espada nunca ha existido. Pero ahora mismo no me haces volar, me haces naufragar en un mar a tu voluntad, y soy náufrago sin tu piedad. Soy náufrago por aguas peligrosas, por mil penas tormentosas, náufrago por el sentimiento que nos transmiten las rosas, por ignorar algunas pequeñas cosas. Y lo que te pido es la verdad, porque estoy perdido en un mundo de sensaciones, porque soy un albatros en un océano de confusiones. La luz de tu faro está apagada y no puedo evitar sentirme perdido, lucho por gritar desde el agua y que ahí, en tierra, me escuches. No obtengo tu respuesta, y siento como se me cae el peso del mundo una vez más. Un latido, vaya, parece que aún no está todo perdido, parece que tengo que seguir la voluntad de lo que mi corazón sin mi permiso ha decidido, llegar a tu corazón y hacerle despertar de su pesadilla a besos, porque yace en el suelo roto con un sentimiento aparentemente muerto, agotado en una súplica eterna llena de rezos. Quiero que te quede claro que mi amor es la cura, que nuestros besos serían la locura, y que en un ciclo infinito de felicidad acabaríamos perdiendo la cordura que nunca hemos poseído y que nunca nos ha caracterizado.
No me arrepiento de nada porque ahora te conozco por ser como soy y porque me ha pasado todo lo que en el pretérito está narrado, separado del presente en el que esto te escribo y separado a su vez del futuro en el que tal vez se junten nuestros latidos. No quiero que se vuelva a romper, no quiero verle en el suelo y sentir que no puedo más, no quiero volver a sentir la agonía de despertar cada día con el vacío de que te he perdido, de nuevo, no quiero ver a mi corazón arrastrarse por sobrevivir a una carga que le viene demasiado grande, no quiero otra cicatriz más que demuestre mi valentía por amar, no quiero tener que esperar más por un sentimiento mutuo que no sé cuando va a llegar. No es una amenaza, es una mentira que deseo que no acabe siendo cierta. Tú y yo, esa es mi verdad, tú y yo, ese es mi deseo y de mi corazón, mi voluntad.
-Sergi Bosch
Único.
Sólo se oye mi respiración y los latidos de mi cansado corazón. Acostumbrado a mi vida, ya ni me quejo. Me abrazo las rodillas y cierro los ojos, intentando ver algo real, con el fuerte deseo de descubrir algo que atraviese las mentiras, porque al final siempre lo que importa es la verdad, un concepto que cambia según qué puntos de vista. Siento que resistir ya es rutina, que las diferencias que me bendicen como único me condenan como... diferente. ¿Envidia? ¿Odio? Son las posibles razones que procesa mi ser, y tengo que reconocer, por mucho que me pese, que quizás es algo que nunca llegue a saber.
Recordando una lección ya olvidada, me levanto y sigo caminando. Con ojo crítico me voy dando cuenta de que todos son clones, pero que poseen un atisbo de autenticidad escondido, miedo a ser como realmente son, se comportan siguiendo un patrón común.
Poco a poco voy dejando la ciudad, aunque apenas he caminado. Cuando me quiero dar cuenta, estoy al borde de un acantilado, con el mar gris a sólo unos pasos y el horizonte en el infinito, pero no estoy sólo, me acompaña gente como yo, gente auténtica, con sus defectos y sus virtudes.
De pronto volvemos a estar en la misma hierba, tumbados. Toda carga se hace más llevadera cuando tienes amigos que te ayudan a recogerla cuando cae, todo momento feliz es mayor en compañía. Es en ese momento, cuando miro a esa persona tan especial a los ojos y ella me devuelve la mirada, no hace falta decir nada, ambos sabemos ahora que la espada más afilada es el miedo.
-Sergi Bosch
Recordando una lección ya olvidada, me levanto y sigo caminando. Con ojo crítico me voy dando cuenta de que todos son clones, pero que poseen un atisbo de autenticidad escondido, miedo a ser como realmente son, se comportan siguiendo un patrón común.
Poco a poco voy dejando la ciudad, aunque apenas he caminado. Cuando me quiero dar cuenta, estoy al borde de un acantilado, con el mar gris a sólo unos pasos y el horizonte en el infinito, pero no estoy sólo, me acompaña gente como yo, gente auténtica, con sus defectos y sus virtudes.
De pronto volvemos a estar en la misma hierba, tumbados. Toda carga se hace más llevadera cuando tienes amigos que te ayudan a recogerla cuando cae, todo momento feliz es mayor en compañía. Es en ese momento, cuando miro a esa persona tan especial a los ojos y ella me devuelve la mirada, no hace falta decir nada, ambos sabemos ahora que la espada más afilada es el miedo.
-Sergi Bosch
viernes, 11 de marzo de 2011
Sin control.
Sin frenos en la carretera de la perdición,
sin control en una vida de confusión.
A veces, sólo a veces, me pregunto el valor
de lo que espero y el precio de mi espera.
La vida me ignora y por mi no llora,
¿ésto es amor de antes o de ahora?.
-Sergi Bosch
sin control en una vida de confusión.
A veces, sólo a veces, me pregunto el valor
de lo que espero y el precio de mi espera.
La vida me ignora y por mi no llora,
¿ésto es amor de antes o de ahora?.
-Sergi Bosch
martes, 8 de marzo de 2011
Sangre y Veneno: Las promesas.
El muñeco despierta, abre lentamente los ojos y se toma unos momentos para observar donde está. Se sienta y gira la cabeza a ambos lados, algo confuso porque sólo consigue ver una extensión plana de hierba y rosas que se funde con el horizonte. Desde el centro de su corazón se forma el calor, las heridas están curándose y le invade una sensación de extrema felicidad. Se sorprende sonriendo, pues no recordaba haber nacido con labios. El veneno ha desaparecido en su mayoría, se salva una gota en la grieta más profunda de su corazón, esperando a su momento. El calor también se proyecta desde atrás y golpea su espalda con delicadeza. Vuelve la vista hacia su espalda y su corazón enloquece, palpitando amor y transmitiendo pasión y ternura en su sangre, pues la muñeca de la sonrisa perfecta le mira como si él fuera su mundo, su única estrella en un manto nocturno cubierto. No hace falta decir nada que ambos corazones no estén diciendo ya, pues se oye cada latido con un eco imposible para tratarse de un lugar abierto. El muñeco la mira a los ojos y observa el infinito y la eternidad, siente que sus sueños están al alcance de su mano. Una bonita promesa ilumina sus sentimientos. Algo les atrae, se acercan poco a poco hasta que juntan sus labios en un delicado beso, ambos sienten la sonrisa y el alivio del otro, parece que por fin han encontrado lo que tanto tiempo llevaban buscando, aunque no se puede decir que los errores fueran en vano, porque les han hecho ser lo que son ahora, son exploradores de mil amores y mil fracasos.
Desconoce el paso del tiempo, pero se alejan un poco y siente aún la tentación casi inevitable de la necesidad de besarla. La muñeca le agarra fuerte de la mano y lo conduce a la nada, pues allí no hay nada más que hierba. Al muñeco no le importa, porque sabe que él sera feliz en cualquier lugar si ella está a su lado. Son opuestos e iguales al mismo tiempo. Una voz muy dulce le susurra al oído que cierre los ojos y el muñeco, emocionado, hace caso. Al cabo de unos segundos la misma voz le pide que los abra, que tiene algo para él. Impresionado, mira ahora a un paisaje completamente distinto, es un bosque, una cascada y un camino de altas rosas. Empiezan a caminar juntos de la mano y ambos extienden la mano libre para acariciar cada rosa. Su tacto es suave, tierno y cargado de esperanzas. Progresivamente, el muñeco nota más asperas las flores, y hace como que lo ignora, aunque no consigue quitárselo de la cabeza, hasta que inexplicablemente, una le provoca una herida en la mano, que no para de sangrar. El rojo de los pétalos es cada vez más oscuro. Y aunque saben que se están haciendo daño, siguen avanzando sin disculparse. Los cortes le llegan ya al torso, siente que poco a poco muere, e irónicamente se intenta curar aunque sabe que ya no servirá de nada. Las flores, ahora teñidas de negro representan pesadillas diferentes cada una, pero con un sentido común; la pérdida. El bosque, que en un principio les llenaba de serenidad ahora les llena de desesperación.
El crepúsculo no deja que caiga la noche y el agua de la cascada, transparente y pura antaño, ahora posee un color rojo muy intenso y oscuro. Cada paso es agonía, los latidos que susurraban antes amor y pasión, ahora son débiles y cargados de melancolía, susurran rencor. Poco a poco las manos se separan, ahora sienten la necesidad de alejarse. A punto de morir, un sólo paso les separa de una tumba de lirios. Se miran a los ojos y las promesas yacen rotas por el camino que han dejado atrás, están cargados de rencor, pero coinciden en que es inevitable dar el paso final. Avanzan el último metro y ambos caen al suelo cubierto de lirios.
Consciente de su letargo, el muñeco acaba despertando en una ciudad destruída y sombría, con la luna roja y completamente muerta. Siente que no está vivo, al mismo tiempo que percibe que todo ésto le es familiar. Sin más motivos que huir de sus miedos, comienza a andar.
-Sergi Bosch
Desconoce el paso del tiempo, pero se alejan un poco y siente aún la tentación casi inevitable de la necesidad de besarla. La muñeca le agarra fuerte de la mano y lo conduce a la nada, pues allí no hay nada más que hierba. Al muñeco no le importa, porque sabe que él sera feliz en cualquier lugar si ella está a su lado. Son opuestos e iguales al mismo tiempo. Una voz muy dulce le susurra al oído que cierre los ojos y el muñeco, emocionado, hace caso. Al cabo de unos segundos la misma voz le pide que los abra, que tiene algo para él. Impresionado, mira ahora a un paisaje completamente distinto, es un bosque, una cascada y un camino de altas rosas. Empiezan a caminar juntos de la mano y ambos extienden la mano libre para acariciar cada rosa. Su tacto es suave, tierno y cargado de esperanzas. Progresivamente, el muñeco nota más asperas las flores, y hace como que lo ignora, aunque no consigue quitárselo de la cabeza, hasta que inexplicablemente, una le provoca una herida en la mano, que no para de sangrar. El rojo de los pétalos es cada vez más oscuro. Y aunque saben que se están haciendo daño, siguen avanzando sin disculparse. Los cortes le llegan ya al torso, siente que poco a poco muere, e irónicamente se intenta curar aunque sabe que ya no servirá de nada. Las flores, ahora teñidas de negro representan pesadillas diferentes cada una, pero con un sentido común; la pérdida. El bosque, que en un principio les llenaba de serenidad ahora les llena de desesperación.
El crepúsculo no deja que caiga la noche y el agua de la cascada, transparente y pura antaño, ahora posee un color rojo muy intenso y oscuro. Cada paso es agonía, los latidos que susurraban antes amor y pasión, ahora son débiles y cargados de melancolía, susurran rencor. Poco a poco las manos se separan, ahora sienten la necesidad de alejarse. A punto de morir, un sólo paso les separa de una tumba de lirios. Se miran a los ojos y las promesas yacen rotas por el camino que han dejado atrás, están cargados de rencor, pero coinciden en que es inevitable dar el paso final. Avanzan el último metro y ambos caen al suelo cubierto de lirios.
Consciente de su letargo, el muñeco acaba despertando en una ciudad destruída y sombría, con la luna roja y completamente muerta. Siente que no está vivo, al mismo tiempo que percibe que todo ésto le es familiar. Sin más motivos que huir de sus miedos, comienza a andar.
-Sergi Bosch
domingo, 6 de marzo de 2011
Delirios de tiempos mejores.
Observo al cielo como si fuera un espejo; busco una respuesta. No creo en Dios pero creo en mí mismo. Circunstancias recientes que se manifiestan como unas balas hacen morir a la causa por la que lucho, busco respuestas en un mundo de preguntas. El frío que ahora mismo siento no sólo tiene su origen en el exterior, es autodefensa, ante un error que sólo me traerá dolor, una densa capa de hielo cubrirá mi corazón. Es contradictorio que no cese de autodestruirse para volver a recomponerse, es un hecho que ignora mis principios. Ahora mismo no puedo luchar con ellos y la confusión se expande cuando me pregunto si es porque realmente no quiero.
Y mientras me sereno rogando respuestas, los vestigios de mi determinación renacen, la huella de mis acciones permanece; es una chispa en un camino de pólvora. Si el miedo a perder me impide ganar, es algo que llevo en lo más interno de mi. La vida me demuestra que continúa impasible con o sin mi melancolía. El valor de vivir es un significado incompleto si no consigues que cada segundo cuente, el miedo a arriesgarte es lo que te impide ser feliz. Lo maravilloso de la vida es que todo tiene un final, un adiós, que hace más emocionante el poder saludar a tus sueños y abrazar a tus deseos, pues cada segundo nos acerca más a nuestra hora de expirar y los buenos momentos son los que a la tumba nos vamos a llevar.
El miedo nos controla, nos tiene prisioneros. Miedo al qué dirán, miedo al qué pensarán, miedo a qué pasará... es algo que para eliminar, primero hay que saber vivir con ello, hay que aprender a cargarlo a la espalda y en vez de pedir una carga ligera, pedir una espalda fuerte, pues la felicidad está en vivir la vida tal y como eres y no como quieren que seas.
-Sergi Bosch
Y mientras me sereno rogando respuestas, los vestigios de mi determinación renacen, la huella de mis acciones permanece; es una chispa en un camino de pólvora. Si el miedo a perder me impide ganar, es algo que llevo en lo más interno de mi. La vida me demuestra que continúa impasible con o sin mi melancolía. El valor de vivir es un significado incompleto si no consigues que cada segundo cuente, el miedo a arriesgarte es lo que te impide ser feliz. Lo maravilloso de la vida es que todo tiene un final, un adiós, que hace más emocionante el poder saludar a tus sueños y abrazar a tus deseos, pues cada segundo nos acerca más a nuestra hora de expirar y los buenos momentos son los que a la tumba nos vamos a llevar.
El miedo nos controla, nos tiene prisioneros. Miedo al qué dirán, miedo al qué pensarán, miedo a qué pasará... es algo que para eliminar, primero hay que saber vivir con ello, hay que aprender a cargarlo a la espalda y en vez de pedir una carga ligera, pedir una espalda fuerte, pues la felicidad está en vivir la vida tal y como eres y no como quieren que seas.
-Sergi Bosch
Sangre y veneno.
Una noche interminable, sin nubes, con estrellas que se queman en su lejanía y que se acercan y alejan a placer de una fuerza desconocida. No hay señales de vida, es una urbe que probablemente hace tiempo, fué la cumbre de alguna civilización. El muñeco es lo único que se mueve, camina en en el asfalto irregular, lleno de grietas e irregularidades. Los edificios, idénticos todos, proyectan una sombra infinita en el único camino practicable. Todo cuanto le rodea es el retrato de una ciudad muerta, pero no le importa. Sólo se cuestiona el sentido de su vida. Siente un vacío en su pecho, de ahí de donde vienen los latidos, sabe lo que está viviendo porque ya lo ha vivido, sabe lo que va a pasar y lo desconoce al mismo tiempo, está vivo y muerto a cada instante, es una existencia compartida entre dos sentimientos opuestos. A cada paso que da, sabe que está mas cerca del principio, pero poco puede hacer, porque andar es lo único que conoce con seguridad. Cada vez que sus pies tocan el suelo, una visión le ocupa completamente la mente, son almas que han cruzado su vida. El muñeco no se detiene, porque cada imagen es algo que ya ha visto. La luna, teñida de rojo, confirma la existencia de un mundo que no existe, un mundo donde todo comienza y acaba al mismo tiempo. Sería un error decir que avanza por libertad, pues camina porque es esclavo de sus temores. A medida que se va acercando a lo que intuye que es el final, olvida todo lo que ha visto hasta ahora, en éste momento, todo carece de importancia, siente el impacto de algo más fuerte, de algo más necesario, que le hace ver que el resto es insignificante. Siente que el centro de sus latidos se está rompiendo, pero no se detiene hasta que ya es imposible negar que la grieta ha roto su corazón en dos. "Si está roto, ¿por qué sigue latiendo?" se pregunta y vuelve a retomar su camino. La lucha interna cobra fuerza, se halla dividido entre dos sentimientos que eclipsan el resto de sensaciones, mientras un dulce veneno le corrompe desde dentro y se expande por sus venas, tornandose ahora de color negro. La angustia se convierte en su realidad, quiere volar, pero sabe que no ha nacido para eso, pero no está dispuesto a ceder, no quiere abandonar, apreta la marcha y echa a correr tan rápido como quiere, evitando una tentación para caer en otra. Ya sabe que es lo que pasa cuando se queda quieto en el final del sendero, que sea rápido es su único deseo, pero renace un sentimiento muerto, siente como un alma le sonríe, haciéndole ver que la angustia es el pasado y la sonrisa el presente. Se materializa una puerta, el muñeco tiene miedo de abrirla y también tiene miedo de dejarla cerrada, pero la sonrisa, que ya es un recuerdo del pasado reciente le lleva a abrirla y a entrar. Se siente limpio, se ha liberado del veneno, de la angustia, y ahora empieza de cero. Ignora que una nota de ese corrupto veneno sobrevive, que en la otra realidad, se arrastra hasta el principio del trayecto, porque sabe que el muñeco volverá.
-Sergi Bosch
-Sergi Bosch
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