Bienvenidos al país sin fronteras

Todo lo escrito rompe las fronteras de la libertad, son muestras de mis sentimientos y la verdad es que lamento que sólo me inspire la tristeza. No obstante, espero que os gusten mis textos/relatos, y si es posible, que os lleven a reflexionar. Un saludo.

lunes, 14 de marzo de 2011

Único.

Sólo se oye mi respiración y los latidos de mi cansado corazón. Acostumbrado a mi vida, ya ni me quejo. Me abrazo las rodillas y cierro los ojos, intentando ver algo real, con el fuerte deseo de descubrir algo que atraviese las mentiras, porque al final siempre lo que importa es la verdad, un concepto que cambia según qué puntos de vista. Siento que resistir ya es rutina, que las diferencias que me bendicen como único me condenan como... diferente. ¿Envidia? ¿Odio? Son las posibles razones que procesa mi ser, y tengo que reconocer, por mucho que me pese, que quizás es algo que nunca llegue a saber.

Recordando una lección ya olvidada, me levanto y sigo caminando. Con ojo crítico me voy dando cuenta de que todos son clones, pero que poseen un atisbo de autenticidad escondido, miedo a ser como realmente son, se comportan siguiendo un patrón común.
Poco a poco voy dejando la ciudad, aunque apenas he caminado. Cuando me quiero dar cuenta, estoy al borde de un acantilado, con el mar gris a sólo unos pasos y el horizonte en el infinito, pero no estoy sólo, me acompaña gente como yo, gente auténtica, con sus defectos y sus virtudes.

De pronto volvemos a estar en la misma hierba, tumbados. Toda carga se hace más llevadera cuando tienes amigos que te ayudan a recogerla cuando cae, todo momento feliz es mayor en compañía. Es en ese momento, cuando miro a esa persona tan especial a los ojos y ella me devuelve la mirada, no hace falta decir nada, ambos sabemos ahora que la espada más afilada es el miedo.

-Sergi Bosch

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