Bienvenidos al país sin fronteras

Todo lo escrito rompe las fronteras de la libertad, son muestras de mis sentimientos y la verdad es que lamento que sólo me inspire la tristeza. No obstante, espero que os gusten mis textos/relatos, y si es posible, que os lleven a reflexionar. Un saludo.

lunes, 26 de diciembre de 2011

A la deriva. (RAP)

Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late,
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuando quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...

Tras la larga travesía,
las horas se volvían equívocas,
las olas mi velero mecían
y pese a mi esmero,
no pude evitar la embestida.
Me desperté en arena, el mar me rodea
y un temor ahora presente como realidad
nubla mi atolondrada mente,
incita al miedo en mis venas.
Preso de la soledad ahora y sin remedio,
aguantaré mi lamento hasta el tedio,
con perdón relato mi versión,
no sé si saldré de aquí
y en estas páginas blancas,
igual sólo por si acaso,
voy a componer mi vida y mi fin
mi testimonio de que soy real
y de que existí.

Porque ahora con las nubes cubriendo el ocaso,
se hace insoportable el paso de la conclusión
de mis días, mi alma no encuentra posible la calma
y ya no puedo impugnar cuerdo con la idea
de reducir mi mundo a este perdido rincón.
Puede que vivido lo vivido, ha rehuido el motivo
pero no me sorprende, Dios nunca me ha querido,
y contando ahora cada latido me pregunto,
si la importancia de cada momento,
algún peso fuera de mi universo tuvo,
porque evocando lo que una vez hubo,
lo que tuve y con desidia desprecié,
no me lo puedo creer, lo que daría
por volverlo a tener.
Quizás la condena es justa,
arde como el golpeo de una fusta
y ahora que me encuentro en el destierro
proclamo; ¡Dios, jamás extinguirás en mi el verbo!

Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuanto quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...

Cada día se vuelve un suplicio,
y sé que todo está tan mal
cuando regodearme se vuelve un vicio,
cuando la sinfonía del infierno suena
sin igual y me reclama,
y como reclamo la esperanza de un futuro
lejos de este invierno que a golpes
me ha vuelto maduro.
Qué más da su eterna sonrisa,
si el viento que azota mi rostro,
acompaña a la brisa con la premisa
de que la espera siempre se paga cara.

Aquí en mis últimas horas no hay rasgos
de piedad etérea, entera está la complicidad
entre del testamento de mi lamento,
ahora cubierto de amargura,
de la que penetra los huesos, de verdad.
Y no sé cuanto dura el final ni que se espera,
pero si se que prefiero afrontar el desenlace
con valor, pase lo que pase, mejor de pie,
que sobrevivir mal. Y sin igual,
creo que va siendo hora de aceptar la verdad,
nunca creí que en mi muerte todo fuera tan... normal,
me confieso, fracasé con mi sueño
y con lágrimas empaño lo escrito pues es cierto,
siempre quise volver real lo incierto.

Soy un náufrago a la deriva,
mi corazón ya no late
mis pulmones ya no respiran.
Vivo mi espera y no sé que espero,
súbitamente recuerdo todo cuanto quiero,
el oxígeno de mi bombona marca cero,
cierro los ojos... ya me muero...

Y ahora que está todo por terminar,
una ternura inesperada visita el término,
el desenlace del epílogo de este viajero
atrapado por huir del amor irónico,
por escapar de lo típico, por negar el temor
a mentir, por luchar por lo que quiero,
por vagar por el camino inesperado,
ignorando el reclamo del sendero de rosas,
y tras tan trágico cuento, me doy cuenta
de que así están las cosas.
Para tan triste narración, no hay balsa
que me mantenga a flote, no hay coraza
que resista este choque.

Puede que sólo veas el delirio de un corazón,
desde siempre varado, a la deriva
suplicando perdón consciente de que está acabado.
Este funesto relato, para mi es mi vida,
para ti es la lectura de un rato.
Ahora que sólo me queda dejar de respirar,
sonrío pues caigo en la cuenta...
de que un final feliz, es una historia sin acabar.

-Sergi Bosch

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