Bienvenidos al país sin fronteras

Todo lo escrito rompe las fronteras de la libertad, son muestras de mis sentimientos y la verdad es que lamento que sólo me inspire la tristeza. No obstante, espero que os gusten mis textos/relatos, y si es posible, que os lleven a reflexionar. Un saludo.

lunes, 30 de mayo de 2011

Cuando el recuerdo rememora el olvido.

Con un suave hilo de tejer,
que poco a poco hila,
la historia de dos que nunca
se dejaron de querer.
Iguala lo mejor y lo peor de la vida,
ya no, mi alma no es tuya.

Cansado ya de lamentos
y de mirar atrás,
tengo que aceptar
que la felicidad en un camino fácil
no voy a encontrar.
Pero la vida es muy hábil,
y con una siniestra propuesta
me invita a reflexionar
con canciones como ésta...

Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.

En esta confesión, no por gusto,
por obligación, arrastro notas
de un amor por el que aún lucho.
No intento cambiarte, decirte la verdad
es mi gran manera de amarte.
Pero ésta es la realidad que escuchas
del alma de un amigo,
de un chico ya conocido,
las palabras que de otro nunca escucharás...
pues como yo te quiero
nadie te quiere ni te querrá.

Nunca más dudaré, y esta es otra promesa
que con devoción cumpliré,
porque ya están las cartas sobre la mesa,
porque con tristeza y pesar debo despedirme,
porque duele, no es un juego,
pero no es para siempre,
es un hasta luego...

Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos.

Y me voy, porque estoy cansado de luchar,
pues yo lucho para ganar, no por participar,
no dejaré que mi presente gire en mi pasado,
porque de la vida algo ya sé,
y el futuro no es siempre el esperado
mas en lo nuestro no pierdo la fé.
Que me retiro con la mirada al suelo
y los pies en el cielo,
que acepto la vida, aprendí a sufrir
ya no renuncio a mis sueños,
sé que cada segundo estoy más cerca de morir.
No me olvides, mis labios no pactan un final,
pero no te engañes, no es un mundo ideal.

Y cuando el recuerdo rememora el olvido,
cuando antes de empezar ya está perdido,
no llores mi amor, no busques más dolor,
pues la vida no es cuanto queremos
sino como vivimos con lo que tenemos...

martes, 17 de mayo de 2011

Pero nunca te bastó.

Momento de despedirse de una promesa
en la que el amor falla
y un juramento acaba.
Porque escribo sangre caliente
que de mis venas nace, muere
y envenena mi mente.
Un sentimiento con caducidad
y me llevo a la tumba solo la verdad.
Pero no me basta, mentira me parece
la verdad que pocas veces pronuncié
pero con gustó te prometí y ya no cumpliré.
Pero a ti nunca te bastó.

Cuando no se trata de amor es un juego,
y chica no olvides que esto arde como fuego
que me quema por dentro y la condena es el tiempo.
Mis palabras, mi alma, ya las arrastra el viento,
porque fuerzas no me quedan para retenerlas
y sentada en mi corazón te callas y observas.
Pero nunca te bastó, mas herido debo confesarte
mi deseo del adiós, me voy vacío
pero no te preocupes ahora pues...
mi felicidad pocas veces me importó.
Pero nunca me creíste.

Dulce ironía es la esencia de esta historia,
en la que mi amor ignoras y dejarme llevar por ti
fue mi mayor error, y volvería a caer en el abismo por ti,
daño hecho más bien por mi mismo
ya que quien se tiró fui yo.
Y es que tonto me define muy bien, pues ni la esperanza
esperaba ya un rescate, sólo suplicaba una oportunidad,
de posibilidad negada y sutileza nunca demostrada.
Pero aún así no te bastaba.

Porque bien claro me ha quedado mi puesto y mi lugar,
último y aparte, no te preocupes
pues ya nunca volveré a molestar.
Y el final de un cuento de dos es la derrota de uno.
Por ofrecerte mi amor, mi recompensa es más dolor.
Según parece somos todos iguales, soy una copia
de todos y de ninguno, y para eso si que tuviste valor.
De esto tan arrepentida como harta, no dire tu nombre ...
no en vano, pues de sentido carece nombrar algo ya acabado.
Gran teatro, segura estás de que nunca nos hemos amado,
no es mi problema y si prefieres vivir entre mentiras
es cosa tuya, pero a mi nunca me has engañado.

Y ya con el corazón en la mano te confirmo,
que no se trata de sentir, más bien de negar
y en esa circunstancia tu mano firmó
una injusta condena que acaba con mi pena.
No sé si volveré, así desde luego que no
pues igual todos sabemos como va a acabar.
Tampoco me iré, pues si algún día,
te permites tu libertad sabrás donde estaré,
y te tocará a ti luchar y decir la verdad.

Acabo con un funeral mucho tiempo ignorado,
porque ante la muerte del amor mi tributo
es ésta canción de emociones privadas y lectura pública,
me voy con una sonrisa y una lágrima, pues esta es mi vida
y mentiría si dijera que no es única.

martes, 10 de mayo de 2011

Sangre y Veneno: Las apariencias.

Con un fuerte sentimiento de melancolía arrancando notas de tristeza desde lo más profundo de su corazón, el muñeco sin saber por qué, dejó de andar. No es que tuviera otra cosa mejor que hacer, pero por una vez aprendió el uso de la razón. Las nubes, de color rojo, tapaban ligeramente el oscuro cielo de la noche en el que las estrellas suplicaban ayuda con su luz. La luna, teñida de sangre, permanecía muerta, allí en su trono en el cielo. El viento entonaba canciones de amor al chocar con las esquinas de los escombros, los restos de antigüos rascacielos. El muñeco estaba confuso, desorientado, lo único que no podía negar es la sensación de haber caminado por la misma senda antes, pero no sabe explicarlo.

La carretera, con sus curvas y su desnivel, es el único camino practicable y el frío empieza a convertirse en tortura, la gota de veneno avanza por su cuerpo, fortaleciéndose poco a poco, transmitiendo agonía. El muñeco sabe que lo fácil es ir por el asfalto, pero ignora la atracción que le provoca la carretera y empieza a caminar entre escombros. El suelo está frío, lleno de piedras y cristales, que le hacen sangrar los pies y hieren su determinación, cada vez el deseo de la carretera es más fuerte, ahora mismo es casi su única preocupación. Está a punto de dar la vuelta, pero algo le dice que ésto no es dolor, dolor es lo que late en su corazón, dolor es lo que late en un corazón ajeno. Sigue avanzando entre los restos de la ciudad, cada vez con más sangre y más cansado. El veneno está desconcertado, nada le llama ni le hace expandirse. Poco a poco, llega el momento en el que el muñeco siente mayor alivio al ver que cesa la agonía del pecho, que sangre al pisar el suelo.

Y una vez ha caminado kilómetros, llega a un parque. Con la mayoría del césped muerto y los árboles quemados, es algo así como un yermo. Los columpios se balancean como si alguien estuviera columpiándose, pero no hay nadie. El chirrido que emiten es horrible, por primera vez desde que está aquí el muñeco siente verdadero miedo, el parque abandonado y muerto es la visión más lúgubre y tétrica que ha visto en su vida. "¿Qué es eso?", se pregunta al mismo tiempo que hace mayor esfuerzo por escuchar; "Jajajaja", la risa muy aguda de un grupo de niños llega desde lo lejos, y el terror ya es tanto que el muñeco no puede moverse. "Debería de volver e ir por la carretera" piensa, al fin y al cabo no se cree capaz de cruzar el parque y no puede rodearlo. Empieza a caminar hacia atrás, pero se choca con algo. Es una puerta. No estaba aquí cuando pasó por primera vez, además de que es absurdo que haya una puerta de pie, sin techo y sin pared a ningún lado. El tacto de la puerta es muy seductor, un ligero roce y el muñeco ya siente que su salvación está al otro lado, la risa de los niños no deja de acosarle y tiene frío. La duda asalta su cabeza. "¿Por qué?" Es lo único que logra decir ante el presentimiento de que no debe cruzar la puerta y para evitar esa atracción empieza a correr dirección al parque.

sábado, 7 de mayo de 2011

Explosión.

Explosión de rencor y odio que recorre mis venas,
para qué voy a mentirte,
la vida llena de alegrías esconde aun más penas.
Desde el centro del pecho crece una telaraña
que quema la carne y agrieta los huesos,
y es que el daño ya está hecho.
La causa de mi agonía y de mi dolor
eres tú cada vez que lo pienso.
Hecho cenizas desde dentro por este rencor
que ya no aguanto, que me consume y lentamente
acaba con lo poco que queda de mi,
esto no es el final, no es para siempre.


Con la lección del tiempo y de un hecho común ya olvidado,
espero sentado el final de algo que nunca ha empezado
para nosotros y que, sin lugar a dudas, para mi ya ha acabado.
No me pidas que no te quiera, no me pidas que te olvide,
porque en mi corazón este sentimiento aún vive.